RATONES DE HANGAR

Para la Discusión, Divulgación y Conservación del Patrimonio Histórico Aeronáutico Uruguayo e Internacional en Poder de Nuestro País
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MensajePublicado: 05 Jun 2012 13:12 
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Ubicación: Laurentides, Quebec, Canada
El día anterior el tiempo había estado “cerrado,” ya que nuestras operaciones requerían condiciones VMC (visuales), así que quede esperando en mi CONEX, un contenedor con aire acondicionado que era mi alojamiento en la enorme base aérea de Tan Son Nhut. Después de ir a almorzar al comedor de oficiales en camiseta, shorts camuflados y chancletas, pase la tarde escuchando música y leyendo acostado en mi catre en el CONEX mientras llovía afuera, un perfecto día de tiempo que ayudaba a nuestro enemigo “Charlie” o sea el Vietcong. El CONEX, un contenedor de transporte adaptado como vivienda, era cómodo y tenía dos catres en su interior. Yo no tenía “compañero de cuarto,” así que en el catre vacío estaban apiladas mis pertenencias acumuladas a lo largo de mi relativamente corto servicio en Vietnam. Pero había dos armarios metálicos donde tenía ordenadamente colgado una serie de uniformes y equipos militares como es reglamentario, en caso de una rarísima inspección. Lo mas valioso era mi equipo electrónico consistente en un tocadiscos, un grabador “reel to reel”AKAI, un buen amplificador, y un par de buenos parlantes. También tenía una heladerita llena de jugos, refrescos, y cerveza y había una cafetera eléctrica. Por supuesto que siempre tenia a mano, atrás de la puerta, un fusil M-14 y munición en una bandolera, en caso de un ataque a la base. Mi pistola Colt .45 nunca estaba lejos mío. Enfrente a los contenedores que eran las viviendas de los oficiales del escuadrón, teníamos unas cuantas sillas y mesas de jardín, una parrillera a gas y una de carbón, y un tanque que servía de “heladera” para enfriar las cervezas y refrescos con hielo durante nuestras frecuentes barbacoas de steaks, hamburguesas, y camarones congelados que venían de Estados Unidos y conseguidos a un costo nominal “por debajo de la mesa” de algún sargento de aprovisionamiento. A lo largo de las viviendas había trincheras para usar en caso de bombardeo o una infiltración del Vietcong a la base, así que estábamos pendientes a las sirenas de alarma en la base. No era raro que recibiéramos fuego enemigo repentinamente, en la forma de morteros o cohetes B-2, que explotaban entre los aviones estacionados destruyendo o averiando algunos y que a veces le daban a algún edificio. La base tenia un perímetro de defensa bien vigilado por soldados fuertemente armados y alertas, pero de vez en cuando el Vietcong penetraba el perímetro en misiones suicidas, para destruir algún blanco especifico y causar la mayor cantidad posible de bajas, antes de ser eliminados, quizás para demostrar y recordarnos de que hasta la base mas segura del país no era impenetrable y que estaban dispuestos a perder su vida con tal de jodernos la nuestra.
De todas formas yo pasaba todo mi tiempo libre en la ciudad de Saigón, donde mantenía un apartamento con mi muy atractiva concubina. Una vez confirmado que no habría operaciones ese día, conseguí un permiso de salida y me vestí en blue jeans, sandalias, una camisa Hawaiana y una campera verde de vuelo. Salí en mi motocicleta Honda 350 hacia el centro de la ciudad, pasando por unas de las fuertes guardias en la salida de la base más próxima a nuestras viviendas y línea de vuelo, donde un malhumorado sargento de la policía militar reviso mi pase minuciosamente antes de hacer abrir la barrera, ya que había una racha de pases falsificados. En todas las entradas a la base había apostado por lo menos un vehículo blindado M-113 con un soldado detrás de una ametralladora .50, además de la presencia de un par de “nidos” de ametralladora M-60, apoyando a mas de una docena de policías militares bien armados que guardaban cada entrada. En la entrada principal había un tanque M-48 vigilando amenazadoramente la entrada detrás un par de APCs M-113 y las casamatas repletas de ametralladoras, morteros y fusiles sin retroceso llenas de soldados que protegían la base.
Eso nos hacia acordar que estábamos en el medio de una guerra y que siempre había peligro hasta mismo el lugar donde dormíamos.
Pero la guerra no estaba en mi mente cuando entre en una de las avenidas que llevaba al centro de la capital desde la enorme base aérea y aeropuerto internacional de Tan Son Nhut. A pesar de la incomoda lluvia me mezcle rápidamente con los numerosos autos, camiones y motocicletas compitiendo por espacio en la estrecha avenida y ver quien tocaba mas la bocina, en una cacofonía increíble digna del trafico en Paris.
Yo usaba un casco de vuelo como protección y los lentes de sol estaban empañados por la llovizna, pero seguí mi loca carrera a la ciudad esquivando autos y buses civiles y camiones y jeeps militares. Por supuesto que todas las calles de la ciudad estaban repletas de motos y motonetas, varias con chicas sentadas en el asiento trasero usando unas súper minifaldas que serian totalmente escandalosas en los Estados Unidos.
Sin duda estas andadas en motocicleta eran la parte más peligrosa de mi servicio en Vietnam, sin embargo a veces las cosas se ponían bien feas durante algunos vuelos y en los pocos meses que estaba “en el país,” ya había experimentado varias situaciones serias de combate en el aire y en tierra.
Este era mi segundo “Tour” de seis meses en Vietnam y ahora supuestamente mi trabajo seria menos peligroso, volando de copiloto un avión de transporte De Havilland (Canadá) CV-2/ U-7 Caribou, en lugar volar como piloto los bimotores Beechcraft U-8D “Seminole” (Twin Bonanza), sobre zonas peligrosísimas, como el “Sendero de Ho Chi Minh, “El Triangulo de Hierro,” “El Pico del Loro,” “La Zona Desmilitarizada (DMZ),” “La Plantación Michelin,” y muchas otras, de día y de noche, en misiones de inteligencia y vigilancia electrónica (ELINT) y de “guerra psicológica” (PSY OPS). Mis primeros tres meses en Vietnam había volado el robusto y legendario De Havilland (Canadá) U-1A “Otter,” uno de los aviones mono-motores mas grandes del mundo y una maravilla de volar con su performance de despegue y aterrizaje corto.
Mi rutina ahora era volar desde las 0630 hasta las 1600 horas, cinco días por semana, excepto por algunas operaciones ocasionales de lanzamiento de paracaidistas o carga durante la noche, sobre lugares donde se suponía que no estábamos.
A veces era difícil creer que hacia solo unos meses había estado cómodamente instalado en Alemania, volando alegremente buenísimos aviones Beechcraft U-8D y el monomotor U-1A, por las numerosísimas bases del U. S. Army allá, disfrutando de aquel maravilloso país, con sus atracciones turísticas, buena cerveza y hermosísimas mujeres. Pero no había sido una gran sorpresa de que repentinamente recibiera órdenes de “viajar a la Republica de Vietnam por el método más rápido y reportarme al Comando de Asesoría Militar-Vietnam (MAC-V), a la brevedad posible vía el 5to. Grupo de Fuerzas Especiales en Nha Trang.”
Mi fiesta de despedida de Alemania fue épica y me llevo dos días recobrarme antes de poder viajar a los Estados Unidos desde Frankfurt en un avión militar. De todas formas me presente a la Terminal militar en el aeropuerto Rhein-Main con mi equipaje, medio borracho, vestido de Tirolés, con un barrilito de cerveza abajo del brazo y cantando canciones alemanas de cervecería, a lo que la Policía Militar (MP) me detuvo, me dio café, me hicieron tirar el barrilito de cerveza y vestir mi uniforme correctamente antes de poder embarcar con destino a la Base Aérea de McGuire, en New Jersey. Un grupo de leales amigos pilotos del Ejército y unas amigas alemanas que me habían acompañado a la Terminal todos borrachos y muchos vestidos de Tiroleses también, salieron disparados sin despedirse cuando vieron que la MP me había agarrado.
En Filadelfia tome un vuelo comercial a San Francisco, donde tenia grandes planes de pasear y disfrutar, pero termine pasando un maravilloso fin de semana secuestrado en una casita en los acantilados frente al bravío Océano Pacifico en la costa norte de California, con una amiga muy especial, que había sido mi novia, y que pensaba que yo no iba a regresar vivo de Vietnam. Ella quería con mucho amor, que yo dejara este mundo con un dulce e inolvidable recuerdo de ella.
Mi bella californiana estaba contra la guerra y yo también, pero no me importaba mucho todo aquel drama en su cabeza “del soldado que iba a la guerra,” ya que no tenia ningunos planes de morir en Vietnam, y acepte agradecidamente la donación de disfrutar increíblemente de su cuerpo durante mi ultimo fin de semana en los Estados Unidos (“El Mundo.”). Ese Martes me llevo hasta la base aérea de Travis cerca de Sacramento, California, uniformado impecablemente con mi boina verde y mi uniforme de salida “Clase A,” donde después de una despedida digna de una melosa película romántica, me embarque en un vuelo fletado de la PAN AMERICAN totalmente lleno de jóvenes soldados nerviosos que no paraban de hacerle preguntas a las pacientes azafatas y de romper los huevos, con destino a Saigón en la “Republica de Vietnam,” vía Honolulu y Guam. Pero al mirar aquellos muchachos jóvenes, como yo mismo, sentí pena al pensar de que íbamos a la guerra y que quizás varios no regresaríamos vivos “al mundo.” Quizás mi amiga tenía razón. Así que no impuse mi autoridad como oficial, deje las cosas correr, y hasta termine amigo de varios muchachos que conocí en el vuelo.

Como de costumbre, dirigí mi ágil motocicleta por la resbaladiza avenida directamente al Bar New Jersey en la “zona roja,” donde paraban varios de mis compañeros pilotos del ARMY y trabajaba “Honey,” la muñequita euro-asiática, mezcla de china, vietnamita y francesa que era mi concubina, a pesar que yo había llegado recientemente a Saigón desde Tuy Hoa, otra base en la costa del país, al noreste de Saigon y al norte de Nha Trang también en la costa, donde estaba el Cuartel General del 5to. Grupo de Fuerzas Especiales (Boinas Verdes) al cual yo pertenecía, a pesar de que estaba destacado al MAC-V. Yo volaba los Beech U-8D desde Tuy Hoa.
“Honey” era la dueña del bar y una bailarina exótica muy bella con un cuerpo divino y un largo cabello sedoso que le llegaba hasta bien debajo de su cintura. Su familia eran astutos comerciantes chinos y ella era muy linda y le gustaba bailar con poca ropa, así que la ayudaron a abrir el Bar New Jersey, un negocio buenísimo, que era la “parada” de muchos pilotos del Ejército. Lo nuestro fue atracción a primera vista y la primera noche que fui al bar ella bailo casi exclusivamente para mí hasta que me llevo a su apartamento, y éramos amantes desde entonces. En esa zona había decenas de bares con música norteamericana y mujeres bonitas que bailaban y servían tragos a los miles de militares norteamericanos, destacados, de licencia, o de paso por la capital, que deambulaban continuamente por los bares día y noche en hordas. En calles enteras de bares, las mujeres gritaban las cosas más increíbles a los soldados que pasaban para que entraran a sus comercios, pero habiendo sido marino mercante y deambulado por los bajos desde Montevideo hasta Ámsterdam y Hamburgo, esto no era nada nuevo para mí.
Por supuesto que el alcohol, drogas, crimen, mercado negro, prostitucion y enfermedades venéreas eran rampantes (era casi como estar en casa en Río, Miami o Montevideo), pero el New Jersey era un poco mejor que el resto, y más tranquilo ya que había un ambiente agradable y raramente había peleas entre militares borrachos como en otros lugares.
Honey terminaba relativamente temprano y después de comer algo subíamos a nuestro pequeño pero elegante y seguro apartamento cerca del bar. Yo tenía arreglos para encadenar mi motocicleta en un destacamento de la policía civil vietnamita, donde siempre estaban apostados varios policías militares norteamericanos, así que mi moto quedaba bien vigilada. Por supuesto que eso tenía su precio, como todo lo demás en Saigón. Yo pasaba las noches en el apartamento y regresaba a la base después del amanecer, ya que no era recomendable andar en moto por las calles de Saigón después de cierta hora. Normalmente no dormía en la base, a menos que estuviera en “alerta,” bajo ataque, o teniendo que trabajar un vuelo nocturno. Era como estar casado.
Llevaba una pistola .45 en mi mochila y varios cargadores, y además tenia mi revolver Mágnum 357 listo en la cintura el cual no titubeaba a sacar y usarlo si lo consideraba necesario. En el apartamento guardaba varias armas, incluyendo una carabina M-2, una escopeta calibre 12 con caño recortado, y un par de granadas de mano.
Después de todo este era un país en guerra y yo era “el enemigo.” Era mas fácil comprar una granada de mano en la calle en Vietnam, que un paquete de condones.
La zona de los bares era posiblemente el lugar mas vigilado y seguro de Vietnam y el peligro por acción enemiga era mínimo, era mas mucho factible ser asaltado en algún callejón o herido en alguna pelea de bar.
Pero la seguridad no se debía a la extrema vigilancia y poderío de las fuerza de seguridad, sino al hecho de que los comerciantes y dueños de bares en la “zona roja” pagaban fuertes sumas de dinero al Vietcong (V.C.) para que no les estropearan su fabuloso negocio y el V.C. dejaba el lugar tranquilo, ya que las guerras son caras hasta para los legendarios guerrilleros, que a veces usaban ballestas contra helicópteros armados, y ese dinero les venia muy bien.
Cuando entre al bar Honey me recibió muy amorosamente y después de nuestros efusivos besos y abrazos, me senté con algunos compañeros pilotos del Army a verla bailar, tomar un par de cervezas, escuchar música popular norteamericana de moda y hablar de los temas favoritos de todo piloto, aviones y mujeres, no necesariamente en ese orden. Normalmente no hablábamos de la guerra, pero los comentarios eran que las cosas se estaban poniendo “calientes” y había rumores de una inminente fuerte ofensiva enemiga.
Solo tenía un pase de salida por esa noche, pero cuando conseguía un pase de tres días Honey tomaba tiempo libre y disfrutábamos de una pequeña “Luna de Miel.”
Fuimos al apartamento temprano y en la madrugada salí para la base a toda velocidad para reportarme a la línea de vuelo a tiempo. Llegue cansado y somnoliento como de costumbre, y como ya me había duchado, me cambie rápidamente a un mono de vuelo, una toalla para la transpiración, botas de selva, y una canana de hombro de cuero con mí pistola Colt .45.
Fuera de la base en lugar de mi boina verde reglamentaria usaba un ridículo sombrerito de selva, ya que todos los boinas verdes teníamos un precio sobre nuestras cabezas y era seguro de que nos matarían de una forma especialmente mala si éramos capturados. Así que raramente usábamos nuestras boinas fuera de la base. Además de la 45, llevaba nuestro revolver reglamentario calibre 38 en una canana y un cuchillo atado en mi tobillo. Esas armas eran una broma dada la capacidad de fuego del enemigo, pero me darían cierta protección en caso de un aterrizaje forzoso en territorio enemigo, que en ese maldito país era cualquier lugar fuera de una base norteamericana.
Yo era solamente un mísero copiloto en el De Havilland (Canadá) CV-2 con el rango de WO-1 (Warrant Officer 1- Oficial Especialista 1) que era el mas bajo dentro del escalafón de los WO y CWO. Como todavía no era ciudadano norteamericano no podía ser oficial del ejercito, pero si era posible ser tropa o Oficial Especialista 1 sin ser ciudadano, así que estaba “congelado” como Oficial Especialista Aviador WO-1. Era dudoso mi ascenso más allá de ese grado, equivalente a menos que un Teniente Segundo. Para ser CWO-2 necesitaba ser nombrado por el Presidente de Estados Unidos y no tenia la chance de un copo de nieve en el infierno de eso, hasta que fuera ciudadano norteamericano. Pero era la situación de miles de extranjeros residentes en Estados Unidos que habían llamados a filas obligatoriamente, en violación de una de las cláusulas de la Convención de Ginebra.
Sin embargo, cuando fui reclutado, aconsejado por un familiar que era un Coronel uruguayo agregado en Washington, me presente como voluntario a una de las dos únicas armas que me aceptarían, el U.S. Army (Ejercito) y fui aceptado. La otra era el U.S. Marine Corps (Infantería de Marina) pero yo era loco pero no tan loco como para entrar en los “Marines.”
Llegue a presentarme en la línea de vuelo justo a tiempo. El comandante del avión era Dave, un veterano bonachón con el rango de CWO-4 (equivalente a Teniente Coronel). Un tipo tranquilo, buena gente y simpático, con un buen sentido del humor, además de ser un excelente piloto con muchísimas horas en el Caribou y ya cinco rotaciones de servicio en Vietnam. Era soltero y le gustaban las mujeres jóvenes orientales, (a quien no) así que nunca me decía nada sobre mis escapadas nocturnas y muchas veces me dejaba dormir durante los vuelos mientras el volaba el avión. Dave tenía una concubina muy bonita que yo conocía y hacían una linda pareja, ya que Dave era un veterano alto y bien parecido, que aparentaba más ser un distinguido profesor de alguna universidad que aviador del Ejército.
No íbamos totalmente desarmados en el avión y además de nuestras armas personales cada uno llevábamos una carabina de súper-vivencia CAR-15 desarmada en dos partes, en una ingeniosa bolsa que se colgaba en la parte trasera de los asientos de piloto, que además contenía cuatro cargadores de 20 tiros cada uno. Nuestro mecánico de vuelo llevaba un fusil M-14, una bolsa llena de cargadores, y varias otras armas.
Cuando llegue a la oficina en la “línea de vuelo” del escuadrón, salude militarmente a mi piloto, quien ya estaba allí hacia un rato y me puse a leer las ordenes del día y revisar el estado del tiempo. Ese día íbamos a volar por la parte sur del país. Dave ya había preparado los planes de ruta y de vuelo, facilitando mi trabajo.
Nuestra rutina diaria consistía en vuelos a diferentes áreas del país alternativamente con un numero de paradas que eran operaciones de apoyo a las Fuerzas Especiales (“Boinas Verdes”) llevando pertrechos y personal a un sinnúmero de campamentos y bases de fuego todo a lo largo de la frontera de Camboya y Laos, desde la DMZ (Zona Desmilitarizada) en el extremo norte del país hasta el extremo sur mas allá del Delta del Río Mekong. En esas zonas el enemigo estaba siempre activo y recibíamos fuego enemigo frecuentemente. Pero no era nada nuevo para mi y ya lo habia hecho volando solo en los increibles De Havilland U-1A "Otter, ' por toda la zona de guerra en las provincias mas al norte de Vietnam del Sur.
Ese día nuestro trabajo supuestamente seria fácil y fuera de la zona “caliente” en su primera parte. Nuestras órdenes eran de pasar el enorme Delta del Mekong para aterrizar en la capital provincial de Can-Tho, donde recogeríamos un número de prisioneros de guerra para llevarlos bajo guardia a la bonita Isla Son Bay Con Dao, también conocida como Con Dao o Con Son, donde había un campo de prisioneros de guerra y estaba bajo la jurisdicción de la Marina de Estados Unidos (U. S. Navy).
Cuando íbamos allá, que era muy seguido, éramos tratados muy bien por los marinos y podíamos ir a una playa estupenda mismo al fin de la pista de aterrizaje o dormir una siesta cómodamente en una cama de veras, en unas habitaciones con aire acondicionado, como de un hotel. La comida era excelente en el destacamento naval y disponible a cualquier hora.
Hoy nuestra vuelta seria rápida como la mayoría de las veces, pero de todas formas reabasteceríamos de combustible en Son Bay (Con Dao) donde disfrutaríamos de un buen almuerzo cortesía de la marina (Navy).
La leyenda era que los cocineros filipinos del Navy en la isla, apostaban a quien preparaba la mejor comida para nosotros, con nuestro consiguiente deleite. Yo hablaba con los filipinos seguido y muchos de ellos habían sido del Cuerpo de Exploradores Filipinos durante la Segunda Guerra, que había sido parte del Ejército norteamericano (U.S. Army), así que tenían lazos afectivos con el verde oliva del Ejército, a pesar que ahora eran de la Marina, la cual tradicionalmente empleaba cocineros filipinos o de color.
Nuestro ruta de regreso seria un habitual “tren lechero” lleno de paradas en remotas bases y campamentos de las Fuerzas Especiales. Ese día teníamos programadas cuatro o cinco paradas en una zona peligrosa en la frontera con Camboya, llena de actividad enemiga, después de operar en la isla y antes de regresar a Saigón a continuar la fiesta de la noche anterior.

Hay otra isla llamada DUANG DONG que es mucho más grande y esta localizada en el Golfo de Tailandia frente a las costas de Camboya, que también tiene playas buenísimas, pero solo volábamos allá de vez en cuando, y preferíamos la isla CON DAO.
El mal tiempo, fruto de un Frente Caliente, había mejorado y toda la ruta estaba en condiciones VMC. Complete los planes de vuelo rápidamente y fui al avión con Dave, charlando animadamente de las últimas noticias del “Mundo.”
Nuestro mecánico de vuelo y “jefe de tripulación” era Jim, un joven rubio del barrio de Queens en la Ciudad de New York que era divertidísimo, de lo más ingenioso, y tan pícaro e indisciplinado como yo. Yo le decía que siendo de la Ciudad de New York, se sentiría como en casa en Vietnam y nos reíamos juntos. Jim siempre usaba un chaleco blindado abordo sin importar la temperatura, que generalmente era muy calurosa, y se sentaba en un par de ellos en su posición junto a la rampa de carga. Siempre decía, “tengo que cuidar bien las joyas de la familia,” y yo me reía y le decía,”Tu eres BEAUCOUP DINKY DAO,” que quiere decir “muy loco” en una mezcla de francés y vietnamés.
Los tres nos llevábamos bien y éramos como familia. El tratamiento entre nosotros era mínimamente militar cuando estábamos solos, pero adelante de otros manteníamos el protocolo militar.
Nos pusimos a trabajar rápido para salir. En realidad no teníamos que cumplir ningún horario, pero a Dave le gustaba salir a cierta hora. Jim ya había revisado el avión, pero yo hice otro chequeo visual de pre-vuelo de todas formas, ya que era mi responsabilidad. Cuando termine, salude militarmente al piloto y reporte que todo estaba revisado y listo. Subí abordo por la enorme puerta de pasajeros y me senté en mi asiento a la derecha de la cabina de mando. Poco después los dos poderosos motores R-2000 estaban en marcha y estábamos rodando lentamente hacia el final de la larga y muy transitada pista de aterrizaje detrás de una fila de aviones de todo tipo en camino a despegar., desde diminutos Cessna L-19 a enormes Boeing 707 y Douglas DC8 de la PAN AMERICAN y otras aerolíneas, con aviones de transporte y combate mezclados en aquel aeropuerto, el cual decían que tenia el trafico mas intenso del mundo en ese momento. Antes de llegar a la pista paramos en una rampa para probar los motores, sin interrumpir la fila de aviones en camino a su posición de despegue. La Torre de Control trabajaba febrilmente dirigiendo aquel tráfico infernal y cuando estuvimos prontos, pudimos entrar en una posición adelantada en la larga fila. Cuando llego nuestro turno entramos en la pista rápidamente ya dando potencia y despegamos sin perder un segundo. Una vez en el aire Dave viro de inmediato, un poco mas escarpado y bajo de lo que me hace sentir cómodo, para dejar que despegara una sección de apurados jets de combate quemando preciosa Querosina, listos en posición de despegue detrás nuestro.
Al virar hacia el WSW por la izquierda teníamos una excelente vista de la Ciudad de Saigón, la capital de Vietnam de Sur, mientras poníamos rumbo a los extensos pantanos que rodean la parte Sur y Oeste de la Ciudad y más allá el enorme Delta de los varios brazos del Río Mekong, todos con un diferente nombre.
La mañana tropical estaba clara y hermosa y me sentía de lo mas optimista para comenzar el día bien, contento de haber pasado una noche magnifica en los brazos de mi chica. Después de todo esta guerra no era tan mala para nosotros y la vida militar no era nada incomoda para los aviadores, sobre todo en Saigón.
Pero no quería relajarme demasiado, ya que estábamos en guerra y no era bueno para la salud estar distraído, poco agresivo y soñando despierto.
Nos llevo un rato salir de la zona siguiendo precisamente la instrucciones del Control de Radar de Tan Son Nhut, ya que el trafico aéreo era intenso en todas las direcciones y había aviones veloces a baja altura por todos lados.
Al rato el jefe de tripulación nos dijo en el intercomunicador,”Buenos días, señores. Este es su encargado de servicio de abordo. Esta mañana les puedo ofrecer jugos y refrescos fríos y hasta alguna cervecita helada. También tenemos deliciosos sándwiches preparados especialmente, pueden elegir Jamón y Queso, Roast Beef, Salame, Atún o Pavo. También tenemos papas chips de las buenas, a un buen precio. “
Yo le dije, “Muchas gracias, sargento, quiero uno de Salame. Pero dígame, de donde saca todo eso a esta hora de la mañana? Hay algún Delicatesen de New York por ahí?” “Ah, Señor. Yo tengo mis contactos!” Dave dijo riéndose, “ Ese es un mercader de Bagdad! Yo creo que se los vende a los Boinas Verdes! Tiene una fiambrería en mi avión!” Y me reí con ganas. Era verdad, Jim tenía un buen negocio de trueque y nuestro Caribou era como un supermercado en el aire. Yo estaba seguro que eventualmente el regresaría a New York millonario.
Éramos una gran tripulación y nos divertíamos mucho mientras cumplíamos con nuestro arduo y a veces peligroso trabajo. El sargento estaba sentado atrás al lado de la rampa de carga, pero estaba conectado a nosotros por el intercomunicador. Todos llevábamos puestos cascos de vuelo blancos, como el que yo usaba para andar en mi motocicleta, pero estos tenían adentro un headset completo por el cual hablábamos radio o por el intercomunicador por encima del rugido de los poderosos motores.
Dave era un aviador veterano del Army y tenia casi dos mil horas de vuelo en el Caribou del cual era piloto instructor. Todas mis horas en el Beech U-8D habían sido de Piloto al Mando, pero me había chequeado como copiloto del Caribou en Vietnam hacia poco, después de una rápida escuela de vuelo del avión en Saigon. Una vez familiarizado con el equipo, Dave me llevo a una pista donde hice una docena de despegues y aterrizajes, no sin hacer antes hacer maniobras en el aire, algunas pérdidas de velocidad y volar un rato a la más mínima velocidad posible. Yo tenía esperanzas de poder volar como piloto al mando de un Curtiss C-46 buenísimo que tenía nuestro Escuadrón Especial.
Tenía casi mil horas de vuelo en Curtiss, unas cuantas de piloto al mando, y estaba habilitado en el de comandante en la vida civil. Yo sabia que la tripulación del C-46 no demoraría en rotar a los Estados Unidos y el jefe del escuadrón me había prometido asignarme a volar el Curtiss debido a mi experiencia en el equipo. Las misiones eran mas peligrosas que nuestro “tren lechero” en el Caribou, pero no me importaba. El De Havilland (Canadá) CV-2 era un avión extraordinario y era un placer volarlo, así que realmente no importaba pasar el resto de mi tiempo en Vietnam volándolo y divirtiéndome en Saigón durante la noche y tiempo libre.
Nuestra primera parada del vuelo era la capital provincial de Can-Tho y el vuelo transcurrió bastante rápido, volando alto sobre los pantanos del Delta del Mekong. Aterrizamos en la base de BIHN THUY en las afueras de la ciudad y una vez que fuimos descargados subieron a bordo una docena de prisioneros encadenados y escoltados por seis enormes policías militares (MP) fuertemente armados, que no parecían tener ganas de bromas. Nuestro próximo destino era la mencionada Isla de San Bay Con Dao, en el Mar Sur de la China no muy lejana de la costa.
Una isla hermosísima, como del Pacifico Sur, pero también era el lugar donde muchos prisioneros de guerra “de interés” eran llevados para ser interrogados por la Inteligencia Naval, la Infantería de Marina y las Fuerzas Especiales quien sabe con que métodos. La verdad es que volábamos muchos prisioneros hacia la isla, pero raramente alguno de regreso a tierra firme. En el extremo suroeste de la isla había un enorme y sombrío campo de prisioneros de guerra que sobrevolamos alguna vez, pero que nunca habíamos visto en tierra, ya que la pista y nuestras actividades eran en el extremo noreste de la isla y no teníamos ningún motivo de ir allá.
Despegamos y después de un rato aterrizamos en la corta pista pavimentada que cruzaba completamente el ancho de la isla, ambas cabeceras terminando en playas tropicales.
Los prisioneros y su escolta de policías militares desembarcaron rápidamente y subieron a un autobús militar que estaba esperando, escoltado por dos jeeps llenos de MPs armados, que también traían varios feroces perros de policía con muchísimas ganas de comerse a alguien.
Teníamos algún tiempo libre antes de emprender el regreso a Saigón, vía una serie de paradas intermedias para realizar nuestro “tren lechero” diario. Nuestras opciones durante la estadía en la isla eran de ir un rato a la playa, dormir una siesta en una habitación con aire acondicionado, o disfrutar de un buen almuerzo cortesía de la U. S. Navy, que se alimenta muy bien.
Opte por ir un rato a la playa, a pesar de las historias de tiburones enormes en esas aguas, pero todo era peligroso en Vietnam, hasta ir al baño, y cuando regrese de la playa todavía entero, me duche y fui a disfrutar de un almuerzo digno de un almirante.
Una vez terminado fui a la oficina de operaciones para ver el estado del tiempo y abrir un plan de vuelo de regreso a BIHN THUY. Después camine al avión donde Dave y el jefe de tripulación ya estaban terminando la revisión de pre-vuelo en preparación a nuestra salida. Jim me contó en detalle el abundante almuerzo que había sido servido por los cocineros de la marina. Era muy divertido y a pesar de dar la impresión de ser poco serio y medio alocado, tenía una gran sabiduría, sentido común y era un excelente técnico que podía arreglar cualquier cosa. Aparte había que tener en cuenta de que era de la Ciudad de New York, un sobreviviente nato. El sobrellevaba su servicio militar bajo circunstancias de combate, que era nuestra realidad diaria, actuando de esa forma.
Una vez que el avión fue revisado, subimos abordo y poco después los dos poderosos motores P&W R-2000 estaban en marcha y estábamos rodando hacia el final de la pista. Era raro, pero no teníamos ningún pasajero abordo.
Después de verificar el funcionamiento correcto de los motores y sistemas despegamos hacia el SE y viramos hacia el NW de regreso a tierra firme en la parte sur de Vietnam. El panorama era realmente hermoso y la isla en el medio del Mar Sur de la China era un pequeño paraíso, aparte de la cruenta guerra que se desarrollaba en tierra firme en aquel desdichado país y aquel tétrico campo de prisioneros. El vuelo transcurrió lentamente y un poco aburrido. Después del abundante almuerzo estaba somnoliento y Dave me dejo que durmiera un rato.
Desperté cuando alcanzamos tierra firme en dirección a Can-Tho y al poco rato aterrizamos en la base de BIHN THUY que era un gran centro de actividad. El húmedo y caluroso lugar era un gran contraste con la tranquila y paradisíaca isla de la cual veníamos y había un ambiente de ansiedad y apresuramiento en el aire. Fuimos reabastecidos de combustible y el sargento superviso la estiba de varios pallets con pertrechos para una base llamada Tan Chau, en el peligroso culo del mundo en la frontera con Camboya sobre un brazo del Mekong y cerca de la temible zona del “Pico del Loro.” Esta vez levantamos pasajeros que eran tres sargentos y un capitán “Boinas Verdes,” y una docena de soldados vietnamitas de tropas irregulares, todos bien armados, que viajaban a Saigón adonde supuestamente llegaríamos después de varias paradas.
Dave y yo estábamos sentados a los mandos, pero el altísimo capitán de las Fuerzas Especiales vino a saludarnos y noto que yo también era miembro de las Fuerzas Especiales. Entablamos una corta pero amena conversación, “Piloto “sombrero,” he?” ‘Si, Capitán, uno de los pocos. Pero soy paracaidista también, así que no soy “Pierna.” (Refiriéndome al término de “Pierna” usado por los paracaidistas que llevan la parte baja de sus pantalones dentro de sus botas, mientras las tropas comunes llevan sus pantalones extendidos sobre las botas y de ahí llamados “Pierna” despectivamente por los paracaidistas.). Los boinas verdes nos llamamos unos a los otros, “sombreros” (“Hats”), nunca “boinas verdes.”
El Capitán continuo, “Excelente… Dime, por casualidad no nos conocemos de Alemania? Me parece que ya te vi por allá con el Décimo Grupo. Creo que ya volé contigo en un avioncito.” Yo conteste, “Si, es muy posible, señor. Fui transferido desde Bad Tolz hace poco. Pero en realidad me la pasaba en Heidelberg y Oberpappenhoffen.”
Ya estábamos listos para salir y el capitán fue a sentarse atrás entre los pallets. Después de nuestra rutina de pre-vuelo, Dave me invito a que despegara e imitando al gigantesco capitán Boina Verde y moviendo la cabeza de lado a lado me dijo, “Pierna, Sombrero, he? Que mas?”
Y me reí con ganas. Dave nunca había sido nada más que aviador en el Ejército y era un “Pierna” total. Una vez en el aire volé directamente a un obscuro campamento al norte de la provincia llamado That Son.
Habíamos sido advertidos de que las cosas allá estaban en “condición roja” y que todas las aeronaves estaban recibiendo fuego de tierra en esa zona, así que mantuvimos cierta altura y yo tenia ganas de haber traído algunos chalecos blindados para sentarme sobre ellos y poner algunos en el piso enfrente mío como hacia Jim. Pero el viaje transcurrió sin novedad y aterrizamos y paramos en el medio de la pista sin cortar los motores, mientras un pallet y carga suelta eran descargados. Despegamos de inmediato con destino a nuestra próxima parada. Cuando llegamos a nuestro destino y en final larga, el control de tierra con el cual estábamos en contacto nos dijo “Condición roja. Condición roja” El campamento de Tinh Bien estaba bajo fuego enemigo en ese momento y arremetimos. Dave dio potencia, recogimos los flaps y tomamos altura dirigiéndonos a nuestro próximo destino Chau Doc que no era muy lejos. Al pasar sobre la pista vi de reojo gente corriendo, pero ninguna explosión, a pesar que había columnas de humo saliendo de varios lugares. Un fuerte ataque general enemigo era esperado en la toda zona en cualquier momento.
Quizás lo mejor era regresar a Saigón y esperar a que la cosa se calmara. Siempre había el día siguiente. Dave dijo tranquilamente, “vamos a tratar a entregar la carga en la próxima parada y después nos vamos a casa. No mas trabajo hoy, a menos que sea algo prioritario.” Me gustaba la precaución de mi piloto, no era un “cazador de medallas,” pero tampoco era un cobarde irresponsable que huía al menor indicio de fuego enemigo. Ya habíamos aterrizado en pistas bajo intenso fuego enemigo demasiadas veces. De todas formas nuestras paradas después de Chau Doc eran una mas en otro campamento y después a AN LONG y LONG XUYEN ambas pistas bien protegidas en pueblos importantes.
Llegamos a Chau Doc sin novedad y nuestro contacto en tierra nos advirtió que a pesar de estar en “condición verde” la situación se podía volver “condición roja” en cualquier momento. Habían recibido fuego intenso enemigo de morteros y cohetes B-2 mas temprano ese día. Dave decidió aterrizar de todas formas para descargar los pallets con munición para Fusiles Sin Retroceso de 106 Mm que sin duda podían ser necesitados. Aterrizamos rápidamente y Jim bajo la rampa de carga antes que paráramos. Unos Boinas Verdes y soldados vietnamitas serios y armados hasta los dientes vinieron a descargar los pallets lo que no llevo más de cinco minutos.
Ni bien el último pallet estuvo fuera del avión, Dave comenzó el despegue desde donde estábamos parados en la mitad de la pista. El Caribou era un extraordinario avión de despegue y aterrizaje corto (STOL) y aprovechamos su capacidad STOL. Solo necesitábamos menos de 200 metros para despegar y salimos dejando atrás una gran nube de polvo. Nos quedaba otra parada en la zona pero no teníamos ninguna carga o razón urgente para operar allá ese día, así que pusimos rumbo a AN LONG.
Sobrevolamos un caserío sin importancia, todavía volando a baja altura mientras subíamos. No le prestamos ninguna atención hasta que oímos un ruido muy particular, como granizo e inmediatamente el motor Numero 2 (de mi lado) comenzó a hacer un ruido fuertísimo como si se estuviera destrozando por dentro y la alarma de fuego se encendió, mientras Dave cortaba el motor y yo leía la lista de chequeo de emergencia.
No salía humo del motor por adelante, pero yo podía ver un resplandor de fuego adentro de la nácele. Dave ya había cortado todo y embanderado la hélice y disparo los extinguidotes de inmediato
El jefe de tripulación dijo “parece que nos dieron feo. Ametralladora pesada. Hay muchísimo humo saliendo del motor derecho. Por lo menos una docena de impactos en la cabina de carga, que parece un colador, y hay dos heridos serios. El capitán Boina Verde esta sangrando mucho y lo vamos a vendar. Hay un fuerte olor a gasolina en la cabina.”
La noticia que mi amigo el capitán “sombrero” había sido mal herido me revolvió el estomago y me sentí enfermo con ganas de vomitar. Le pregunte a Jim, “Cuan seria es la herida del capitán?” y respondió, “es en el brazo,” y me tranquilice un poco. Lo del olor a gasolina me impresiono, ya que se suponía que los tanques del ala se sellarían automáticamente si eran alcanzados. Sabía que el Caribou podía volar en un solo motor todo el día. Uno o mas impactos habían alcanzado el panel de instrumentos de vuelo de mi lado y varios instrumentos estaban inoperables. Estábamos a más de cuatro mil pies. Cuando me di vuelta para hablar con Dave note que la presión de combustible del motor numero 1 había bajado muchísimo y que la luz roja de advertencia de presión baja de combustible se había encendido y en ese instante el motor izquierdo se planto y Dave murmuro, “que diablos ahora,” y embandero nuestro “motor bueno.” Era el único motor que nos quedaba y ahora silencio. Éramos un planeador de 13 toneladas. Dave me dijo, “Tranquilo. Lo voy a bajar en aquel campo de arroz cerca del río adelante nuestro.” Le conteste, “OK. Estoy bien, tengo el lugar a la vista. Parece un buen lugar.” Llame al sargento y le dije, “ Mierda! Nos caemos! Prepara la gente y abre la rampa de carga en el aire para salir rápido.” “OK. Jefe! Listo!” Llame en la frecuencia de emergencia de inmediato. Sin embargo espere un segundo para cerciorarme de que mi voz no saliera finita como la del ratón Mickey y llame, “Mayday. Mayday. Mayday. O-X 25 (nuestra señal de llamada) cayendo. Mayday. Mayday. Mayday!” Sorprendentemente mi voz salio calma y en un tono de barítono, en vez de soprano. Alguien respondió instantáneamente, “Avión llamando Mayday, este es ‘Ojo de Halcón’ prosiga si puede.” Teníamos tres o cuatro minutos antes de caer a tierra. Le di nuestra posición, “O-X 25. Cayendo a diez y seis millas al este de Tan-Chau. Cinco millas al sureste de Chau-Phu. Un momento para las coordenadas.” Calcule nuestra posición en la carta táctica de navegación con dedos temblorosos, pero no tenia miedo. Revise rápidamente mis resultados y transmití lentamente cuidando mi voz, “Ojo de Halcón aquí Buey 25. Posición Whiskey -Sierra. Norte 3 Oeste 8. Repito. Whiskey Sierra Norte 3 Oeste 8…coordenadas…1-0-5 punto 0-4 Norte. Diez punto 0-8 Oeste. Repito cayendo diez y seis millas al este de Tan Chau. Cambio. “ “Recibido (O-X) Buey 25. Tenemos su posición y lo tenemos en radar. Ya alertamos a Búsqueda y Rescate y hay un “Saltamontes” cerca suyo. Buena Suerte. Cambio.” Solo respondí con dos clicks en el micrófono.
Estaba seguro de que “Ojo de Halcon” era un Lockheed Super Constellation EC-121 que tenia radares de largo alcance y un centro de comunicaciones abordo y que se mantenía en el aire por horas vigilando y coordinando todo tipo de operaciones.
Siempre llevábamos tres paracaídas en el avión, para utilizar durante las operaciones de lanzamiento de carga por paracaídas o paracaidistas, pero era impensable usarlos bajo ninguna circunstancia cuando el resto de los ocupantes no tenían paracaídas, así que nos teníamos que quedar abordo así perdiéramos un ala.
Dave dijo que usaríamos 10 grados de flaps en final y solo 20 grados para “aterrizar.” Tenia sentido, ya que con sus enormes flaps el Caribou baja mucho la nariz en la aproximación con flaps y sin potencia seria difícil levantarla completamente suficientemente rápido al redondear, para poder tocar suavemente la superficie de agua que cubría el plantío de arroz. Dave no quería aterrizar en pérdida completa, sino tratar de “amerizar” suavemente y deslizarnos en el barrial. Ya estábamos bien bajos pero perfectamente alineados al plantío y le avise a Jim que “faltaba un minuto para tocar tierra. Prepárense!” Dave me dijo, “venimos bien. Dame flaps 20 ahora y ayúdame a redondear cuando te lo pida.” Cuando dijo, “Flaps 20,” baje los flaps y cuando comenzó a redondear el avión despacio lo ayude.
Decía, “Así, así, así…” Tocamos el agua suavemente al principio, casi rebotando, pero instintivamente cubrí mi cara con los dos brazos y recogí un poco las piernas. Todo fue rápido y bastante suave. Sin embargo el compartimiento de carga estaba inundado, ya que el avión había girado casi 180 grados y agua y lodo había entrado por la rampa de carga que estaba completamente abierta. Los soldados vietnamitas gritaban y pensé, “mierda, nos estamos hundiendo,” pero me di cuenta de que solo había unos pocos pies de agua sobre un fondo de lodo. Para colmo algo estaba lloviendo sobre mí y pensé que era agua, pero me di cuenta de que era gasolina que me estaba empapando. Le dije a Dave, “Estas bien? Estoy empapado de gasolina! Salgamos del maldito avión!” Dave dijo, “y tu estas bien? De donde sale la gasolina? Esta todo cortado.Vamos! Todo el mundo fuera del avión!”
Salí rápido de mi asiento y agarre la bolsa con mi carabina CAR-15 de súper-vivencia y baje al compartimiento de carga. Los soldados vietnamitas ya estaban saliendo del avión con sus armas en la mano y dos de los Boinas Verdes estaban atendiendo a su capitán que estaba mal herido en el brazo derecho. Estaba recostado en el asiento de lona, blanco como un papel, y con una camiseta empapada de sangre sobre su herida. El hombre estaba entrando en shock así que lo acostamos con las piernas más altas que su cabeza. Revise su herida antes de vendarla. Un corte a lo largo de su brazo muscular desde el codo hasta su hombro, como de una pulgada de ancho por una pulgada de profundidad por lo menos. Pero por suerte el proyectil de grueso calibre no había tocado ningún hueso, que hubiera pulverizado. El capitán estaba medio desvanecido, pero uno de los Boinas Verdes que era enfermero de combate, lo vendo rápidamente y lo sacamos del avión de inmediato. El joven soldado vietnamita había sido alcanzado en el pie derecho y el frente de su bota había desaparecido junto con varios de sus dedos y sangraba profusamente. El hombre se revolvía de dolor, así que el Boina Verde hizo una compresa para parar la hemorragia y le dio una inyección de morfina que lo hizo perder el sentido. Con las manos llenas de sangre, el sargento enfermero de combate escribió una “M” en su frente con sangre, que es el procedimiento correcto, además de una tarjeta atada a un bolsillo del uniforme de combate. Cuatro soldados vietnamitas lo levantaron en vilo y sacaron al hombre ahora inerte del avión. Jim estaba cubierto de barro y solo se veían sus ojos azules adentro del casco blanco con una calcomanía roja. Después de mi Carabina CAR -15 lo mas importante era la radio portátil de emergencia para comunicarnos con quien nos viniera a rescatar. Pero había varias otras cosas de utilidad. Normalmente llevábamos abordo cuatro galones de agua en cantimploras y contenedores los cuales consumíamos durante nuestros vuelos cuando el tiempo estaba caluroso, que era casi todas las veces, a menos que operáramos en las montanas y mesetas en la parte central del país donde a veces hacia frío.
Jim tenía las manos llenas con cantimploras, paquetes de tabletas de purificación de agua, botiquines de emergencia y una pistola de bengalas. Estaba apilando todo en la rampa de carga. Me mostró una caja de latas de cerveza y me dijo, “Mire lo que encontré, señor. Una caja de cerveza. Hay suficiente para tomar una cada uno, y todavía quedan varias para mi!” “Jim, este no es tiempo de andar tomando cerveza.” “Pero señor, es mucho mejor que tomar agua del pantano. No?” Que podía responder a su sentido común.
Salte desde la rampa del avión dentro de un pie de agua encima de otro pie de un barro blando. Jim me paso la radio de emergencia y lo primero que hice fue establecer contacto por radio. Ni bien encendí la radio comencé a transmitir, “A cualquier estación en la frecuencia. Mayday. Mayday. O-X 25 caído en el Delta cambio.”
Jim armo mi carabina que estaba desarmada en dos partes, coloco un cargador, y me la entrego. También me ofreció uno de sus chalecos blindados pero no lo tome. Enseguida entro una llamada por radio bien clara. “Buey 25 aquí Luciérnaga Uno. Cambio.” “Luciérnaga Uno. Adelante lo recibo 5 X 5. Cambio.” “OK. Buey 25. Luciérnaga Uno cerca de su posición. Cual es su situación? Cambio.”
“Luciérnaga Uno Buey 25. Caídos en una plantación de arroz cerca del río. Dos heridos serios. Precisamos evacuación médica. Estamos al lado del Buey 25 esperando rescate. Cambio”
“De acuerdo Buey 25. Lo tengo localizado. Soy un animal pequeño, pero rescate esta siendo organizado y estará en camino pronto. Recomiendo cuidado por si esa gente esta escuchando en la frecuencia. Cambio.”
Luciérnaga Uno era un diminuto Cessna L-19 que tenía tren convencional, una visión buenísima y un par de antenas enormes que sobresalían de las alas. Los L-19 normalmente tenían varios tubos lanzacohetes para indicar blancos, en su trabajo de FAC (Forward Air Controlers) o sea Controladores Aéreos Adelantados. Yo los había volado. Estábamos en buenas manos.
Los Boinas Verdes y los soldados vietnamitas estaban llevando los heridos al terraplén que separaba el plantío de arroz de otro campo más pequeño antes de llegar al río donde había otro terraplén más alto. Todos iban cargados de equipos y cosas que Jim había “encontrado” en el avión. Como yo tenia la única radio de súper-vivencia no quería quedarme demasiado atrás del grupo, pero espere hasta que Jim pusiera cartas de navegación y otros documentos de relativo valor de inteligencia al enemigo en una bolsa de lona. El tabique quedaba a solo 100 metros de distancia pero bajo las circunstancias era una distancia considerable. Yo le había preguntado a Dave, “que hacemos con el avión? Lo quemamos?” Dave se sonrió y me dijo, “ que van a hacer con el esa gente, llevárselo volando? No. Estoy seguro que Saigón enviara gente a salvarlo. Así que déjalo así, solo saca las cartas de navegación y documentos. OK?”
Dave y yo nos habíamos quitado nuestros cascos de vuelo blanco y los tiramos al agua, pero Jim todavía llevaba el suyo puesto y le ordene que se lo sacara, “Hace un blanco buenísimo al enemigo.” Me miro como si yo estuviera bromeando, pero se lo quito enseguida. No pasaron más de unos pocos minutos cuando algunos de los soldados vietnamitas vadeando enfrente de nosotros nos hacían señas que nos agacháramos y cuando escuche el zumbido, como de un abejorro enfurecido, entendí. Era un franco-tirador y nos tenía a Jim y a mí en la mira!. Nos estaba tirando con un arma de alto poder y las balas zumbaban cerca. Le dije a Jim, “Viste? Es tu casco blanco?” Me dijo, “Pero ya me lo quite!” Nos miramos y reímos juntos bajo el mortal fuego enemigo. Pensé que era imposible que la misma gente que nos había derribado fueran los franco-tiradores, ya que habíamos caído a más de 8 millas náuticas de donde habíamos sido alcanzados. El enemigo tenia una red de radio comunicaciones, pero pensé que este era un esfuerzo de la guerrilla local, ya que los aviadores tenían un precio especial sobre sus cabezas.
Jim comenzó a protestar,” que país de mierda. Primero nos derriban y nos estrellamos en un pantano lleno de víboras y sanguijuelas. Y debe haber cocodrilos también. Ahora hay unos hijos de putas tratando de matarnos y no los podemos ver. Quien sabe que otra mierda encontramos en este maldito pantano y ni siquiera es de noche. Donde están esos borrachos de los helicópteros? Porque no están aquí ya?”
El sonido distante del disparo era el característico de una Kalashnikov AK-47, “el arma favorita de tu enemigo.” Le pedí a Jim que me diera su fusil M-14 y le pase mi Carabina CAR-15 y saque unos cargadores de munición 7.62 de la mochila de Jim. Le di la radio y le dije que vadeara hacia el dique lo mas agachado posible y yo me sumergí en el agua y lodo hasta el pecho, arrodillándome y apuntando hacia donde creía que venían los tiros. Cada medio minuto o algo así el franco-tirador nos disparaba, pero por suerte no era muy bueno, a pesar que las balas pasaban cada vez mas cerca. Había tres o cuatro chozas en la distancia y cuando sentí el próximo disparo apunte y descargue un cargador de M-14 de a uno y dos tiros por vez en dirección a las chozas. Después de los intensos ladridos del M-14 que me dejaron casi sordo todo quedo quieto y continué caminando agachado hacia el dique. Los vietnamitas en el dique también abrieron fuego contra franco-tirador, sin duda instruidos por los Boinas Verdes. Aparentemente el “contra-ataque” surtió algún tipo de efecto ya que el franco-tirador paro por un rato.
Pero cuando estaba por llegar al dique oí varios zumbidos simultáneos sobre mi cabeza y pensé, “Genial, ahora comencé la tercera guerra mundial.”
Me parapete atrás del tabique y vacié rápidamente otro cargador de M-14 en dirección al enemigo y se le pase el fusil a Jim quien me entrego mi carabina.
Llame por radio, “ Luciérnaga Uno aquí Buey 25. Que hay del rescate? Se esta haciendo de noche y aquí tengo unos hombrecillos malos que nos quieren matar. Cambio”
“Buey 25. Lo siento todavía no tengo buenas noticias para ustedes. Estoy ahora alto en su vertical y puedo ver su posición y a Buey 25 tirado en el campo. Crucen el campo seco y establézcanse en el río para que yo pueda abrir mi caja de sorpresas. Cambio.”
“De acuerdo Luciérnaga. Que haríamos sin ti. De todas formas nos gustaría saber que alguien este trabajando en recogernos antes de la noche. Cambio.”
“Recibido. Pónganse a cubierto en la orilla del río. Cual es su estimado en llegar allá? Cambio.”
“Luciérnaga estimamos uno cinco minutos. Cambio.” “OK. La primera sorpresa del día esta ya en camino. Cambio.”
Dave me puso a cargo de la columna ya que a pesar de el ser el oficial de más rango no tenia ninguna experiencia de combate terrestre, así que yo, el “sombrero” con el mísero grado de WO-1, fui puesto a cargo del grupo y ordene posicionarnos de inmediato detrás del dique a la orilla del río.
Le dije a todos, “esperamos inminentemente apoyo aéreo, así que mejor nos parapetamos allá rápido. Esos tipos de los aviones me dan mucho mas miedo que el enemigo.”
A pesar de tener que tener extremo cuidado por si había trampas, llegamos al segundo tabique en menos de diez minutos, todavía bajo fuego enemigo.
Llame a Luciérnaga Uno de inmediato.
“Luciérnaga. Ya estamos en la tribuna. Cambio.” “OK. Buey. Agáchense y disfruten el show. Cambio.”
“OK. Luciérnaga. Puesta del sol en cuatro cinco minutos alguna otra noticia? Cambio.”
“ Buey 25. Todo lo que tengo de “Ojo de Halcón” es que no hay ninguna “batidora” en camino. “Mike Fynn” esta en camino a toda velocidad, pero no tenemos una ETA todavía. Pero es mejor que nada. Cambio.”
“OK. Luciérnaga. Si, por lo menos es algo. Cambio.”
“Afirmativo. Tengo unos cuantos recursos a mi disposición para cuidarlos hasta que Mike llegue. Cambio.” “OK. Gracias Luciérnaga. Te debo unas cuantas cervezas. Estamos a la espera del show. Cambio y fuera.”
Me arrastre hasta donde estaba acostado el capitán Boina Verde que ahora estaba vendado bien y descansando, a pesar de continuar horriblemente pálido y con ojos febriles.
No había querido recibir una dosis de morfina, pero estaba sedado para mitigar el dolor. Le pregunte, “Como sigue compañero. Creo que el brazo va estar bien después de unas vacaciones.” Agarro mi mano fuertemente con su mano izquierda y respirando laboriosamente me dijo débilmente, “de todas formas estaba en camino a casa en Los Estados. Gracias piloto.” Le pregunte, “vivís en Bragg?” (Fort Bragg, North Carolina, sede principal de la Fuerzas Especiales). Y asintió con la cabeza. Le dije, “Lo siento mucho, pero vas a estar bien y en casa muy pronto.” Cuando mire se había quedado dormido.
Anuncie, “estamos cubiertos por apoyo aéreo hasta que nos rescaten. La marina esta en camino pero todavía no hay un estimado de llegada. Pero no creo que demoren mucho ya que no están muy lejos.”
El soldado vietnamita herido en le pie estaba completamente dormido y Dave pregunto, “Esta muerto o en coma?” Le dije, “le volaron el pie y le dimos morfina? Va a adormir hasta mañana.” Y me dijo “Mucho cuidado con la radio, si le ocurre algo estaremos en problemas. La próxima vez debíamos tener dos.” Yo pensé, la próxima vez?
Luciérnaga nos llamo. “Buey 25. Si es consolación el caserío desde donde los derribaron ya no existe más. Liquidado. Cambio.”
Yo respondí, “Así nomás? Trabajas rápido Luciérnaga. Cambio.”
Contesto. “Esos no embroman a mas nadie. La hora de la barbacoa. Cambio.”
Me parecía haber oído el ruido de jets y unas explosiones en la distancia. Apenas podía oír el ruido del Cessna volando bien alto a potencia reducida pero poco a poco otro ruido de motores a pistón fue entrando nuestro campo auditivo, aumentando hasta convertirse en un típico ruido fuerte y sordo que parecía un Douglas DC-7 aproximándose bajo.
Enseguida aparecieron cuatro Douglas AD-1 volando a ras de los árboles, dieron una vuelta buscando pleito, y volaron hacia nosotros tan bajos como si fueran aviones fumigadores. Dieron la vuelta en formación perfecta y regresaron para volar bajo sobre el campo enfrente de nosotros y por debajo de los aviones salían chorros de algún tipo de líquido y yo estaba perplejo. Dave dijo, “Hielo. Son minas anti-personales congeladas. Son diminutas e imposibles de detectar, pero le pueden volar una pierna a un hombre. Miles de ellas. Se arman cuando se descongelan. Es nuestra barrera de protección por si nos ataca el enemigo. Procedimiento normal.”
El espectáculo fue inolvidable y aquellos motores a pistón rugiendo en una operación de combate a baja altura era algo emocionante y digno de la segunda guerra mundial y creo que hasta mis ojos se humedecieron. Pero esto era algo real y estaba sucediendo adelante mió, y sabía que nunca podría olvidarlo.
Mentalmente hice una nota de invitar a los pilotos de AD-1 en Saigón con todas las cervezas que quisieran. Sus aviones estaban parados en una rampa al lado de la nuestra y yo conocía a varios de ellos y los bares que frecuentaban. Una vez terminado el trabajo increíble los aviones formaron en V y después de sobrevolar nuestro Caribou accidentado pasaron sobre nosotros subiendo a toda potencia en dirección a Saigón todavía en una formación bien apretada.
“Luciérnaga. Recibimos el hielo. Que trabajo increíble hace esa gente. Cambio.”
“Todo en un día de trabajo. Buey. Todo en un día de trabajo. Cambio.”
“Buey 25. Luciérnaga va tener que ir a casa a hacer pipi y a poner un poco mas de jugo en los tanques. Pero los dejo con mi amigo Correcaminos que acaba de llegar a la fiesta. Cambio.”
“De acuerdo Luciérnaga será hasta luego. Buey 25. Cambio y fuera.”
“ No me extrañen Buey 25. Será por solo un rato. No se vayan a ningún lado. Hasta luego. Cambio y fuera.”
“ Buey 25 aquí Correcaminos. Estoy en posición y con ustedes en la frecuencia. Déjenme saber si necesitan servicio de habitación. Cambio.”
“Bienvenido Correcaminos. Ustedes no duermen nunca? Cambio.”
“ Negativo Buey. Nos pagan por hora y cobramos el doble de noche. Cambio.”
Ya era prácticamente de noche y para mi gran horror ahora cientos de serpientes comenzaban a salir de sus nidos enroscándose entre ellas como si fuera una pesadilla y algunas avanzando hacia nuestra posición. Ahora el agua del rió estaba llena de serpientes nadando y parecía que el agua hervía. Horrorizado saque mi cuchillo de combate y lo clave en el arcilla rojiza del tabique listo para decapitar cualquier serpiente que se acercara demasiado. Pero no nos animábamos a pararnos por miedo a los franco-tiradores y nuestras piernas estaban en el agua hasta la rodilla. Éramos pasto para las sanguijuelas.
Ahora aterrorizado por las serpientes y totalmente impaciente, llame de inmediato a Correcaminos, para preguntar si había alguna noticia de nuestro rescate. Correcaminos me contesto de inmediato muy concisa, fría y claramente. “O-X 25. No hay más remedio que esperar que llegue Mike Fynn que se dirige a ustedes a toda velocidad. Cambio.”
Mi respuesta fue poco entusiastica y débil. “OK. Gracias. Correcaminos. Manténganos al tanto. Cambio y fuera.”
Ahora las serpientes tocaban mis botas que estaban dentro del agua y ya le había cortado la cabeza a un par de ellas que se me acercaron demasiado. Esperaba que el fuerte olor a gasolina en mi ropa de vuelo las repeliera. Mientras pensaba en todo eso y ya entrada la noche pase la voz que teníamos que mantener disciplina de campo nocturna haciendo el menor ruido posible y manteniendo nuestras conversaciones a un mínimo.
Con las serpientes y el enemigo cerca de nosotros pensé que iba a ser una noche excepcionalmente mala y trate de distraerme pensando en mi chica en Saigón, algunas otras mujeres de mi pasado, recordando otras que me gustaban. Era difícil creer que por ahí cerca había gente que nos quería matar y pensé en la futilidad de la guerra.
Jim estaba al lado mió y me paso una segunda lata de cerveza. Casi todos habíamos tomado una lata de cerveza caliente, ya que teníamos una sed enorme. Las seis cantimploras de dos pintas cada una que llevábamos en el avión ya estaban vacías a pesar que casi todos los soldados llevaban una o dos cantimploras colgadas en el cinto. Un poco después nuestro simpático amigo Luciérnaga Uno regreso y Correcaminos fue a apagar algunos otros fuegos en el Triangulo de Hierro o quien sabe donde.
Nos saludamos con Luciérnaga como si nos conociéramos hacia tiempo, pero es así en la guerra. Sentía mucho respeto y admiración por esos pilotos en sus avioncitos desarmados que volaban sobre el campo de batalla día y noche ayudando gente y muchas veces castigando fuerte al enemigo guiando a los aviones de combates a diversos blancos.
Repentinamente sentimos una detonación cerca de nosotros y unos gritos espeluznantes. La detonación había sido como un disparo de un fusil de alto poder pero los gritos eran de alguien horriblemente herido. Jim me dijo, “Las minas…ahí va una pierna y van a tener que ir a buscar sus bolas y pito al condado próximo…” Su salida me tentó y a pesar del horror de la realidad de la guerra, las sanguijuelas, las serpientes venenosas, y estar acosado por el Vietcong no pude controlar un ataque de risa. Cuando me calme les pedí a todos que bajo ninguna circunstancia hicieran fuego con sus fusiles, ya que eso delataría nuestra posición. Los gritos continuaron por unos minutos hasta que escuchamos dos rápidas detonaciones inconfundibles de un fusil AK-47 y después silencio.
Jim dijo cínicamente, “ llego el servicio de primeros auxilios,” lo que me hizo sonreír a pesar de las horribles circunstancias. Un sargento Boina Verde vino y me dijo, “ vi el resplandor de los disparos de AK-47, fue delante del tabique a nuestro frente, están ahí seguro. Por lo menos una docena. Los podemos tomar, pero a lo mejor tienen un mortero y seguro que tiene RPGs, así que mejor nos quedamos quietos.”
Llame a Luciérnaga Uno. “Luciérnaga, tenemos gente mala con RPGs enfrente al tabique entre nuestro avión y nuestra posición. Cambio.”
Lucieran dijo, “OK tengo al Dragón en el “cuerno” (radio) y dice que estará ahí en cinco minutos. Va a ser cerca así que escóndanse bien. Cambio.”
Los pelos se me pusieron de punta. Sabia que además de las potentes bengalas de iluminación el “Dragón” o sea “Puff el Dragón Mágico,” un AC-47 artillado, llevaba varias ametralladoras de alta velocidad tipo Gatling (GE Vulcan) que pueden disparar 12,000 balas 7.62 por minuto, suficiente para cubrir el área de un estadio de fútbol con una bala por pie cuadrado en tres segundos!
Quería hacer un agujero en aquel tabique de arcilla roja y meterme adentro. Luciérnaga pregunto, “ tienen los estrobes a mano?” refiriéndose a las luces estroboscopicas usadas para rescate. Conteste, “ afirmativo estamos preparándolas para que el Dragón nos localice bien. Cambio.”
“Buey 25. Buey 25. Este es el Dragón en la frecuencia. Cambio.”
“Dragón este es Buey 25. Cambio.”
“Donde nos quieren? Cambio.” Ahora podía oír el rugido inconfundible de un C-47 sobrevolando la zona a cierta distancia.
“Dragón si pueden limpiar el área en el tabique enfrente nuestro. Entre nuestro avión y nosotros. Estamos en la margen del río. PELIGROSAMENTE CERCA. REPITO PELIGROSAMENTE CERCA!. Cambio.”
‘De acuerdo Buey 25. Podemos trabajar. Vamos a iluminar todo como de día pero igual prendan sus estrobes para poder localizarlos bien. Estamos ahí en tres. Cambio.”
Pase le voz que el Dragón estaba llegando y que todo el mundo debía cubrirse bien. Le pedí a uno de los sargentos “sombrero” que encendiera una luz estroboscopica sin que se pudiera ver desde tierra, ni siquiera el resplandor. “me dijo, ya mismo, señor y la encendió destellando hacia el cielo. Llame al Dragón y le pregunte si tenia nuestro estrobe a la vista y respondió, “Afirmativo, estrobe a la vista y comenzamos a trabajar ya. Agárrense de sus sombreros. Cambio.”
El área del blanco estaba a solo 700 pies de distancia y era peligrosamente cerca pero no teníamos otra alternativa, el enemigo estaba ahí esperando para atacar. Ahora el AC-47 estaba sobre nosotros y sentimos una bengala encenderse y arder con un zumbido mientras bajaba lentamente en un paracaídas. Todo se ilumino como de día. Entonces tiraron otra bengala y otra y otra. Ahora era demasiada luz. Imprudentemente me anime a mirar por encima del terraplén asomando apenas mi frente pero arriesgando que un franco-tirador me volara la cabeza. Parecía que el AC-47 se alejaba y entonces escuchamos un aullido espeluznante desde el cielo y vimos que bajaba como un río de fuego curvándose desde algún punto en lo alto. El ruido era increíble, pero no me animaba a mirar por encima del parapeto, ya que miles de balas estaban descendiendo cerca de nosotros.
En realidad quería hacer un pozo con mis uñas y saltar adentro. Todo duro solo cuatro o cinco minutos. Cuando el fuego termino todo seguía iluminado como de día y más bengalas continuaban descendiendo lentamente fuera del campo de visión. Estábamos mudos por la demostración increíble de poderío de fuego. Pensé, pobres diablos quien haya sido victima de este fuego infernal y entonces pensé pero esos tipos nos querían matar, así que se vayan al infierno.
Oíamos el AC-47 rondando nuestra posición y nos llamo. “Buey 25. Aquí el Dragón. Están Bien? Cambio.” “Dragón hicieron un trabajo increíble. Estamos bien pero sin aliento. Cambio.” La respuesta fue. “Eso no fue nada. Tenemos mucho más si lo necesitamos. Cambio.” “Gracias Dragón. Les debemos unas cervezas. Espero que esa ge


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MensajePublicado: 05 Jun 2012 13:33 
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Registrado: 28 Ago 2009 11:52
Mensajes: 566
Ubicación: Laurentides, Quebec, Canada
Tengo cientos de fotos de Vietnam pero no se como abrirlas desde mi computadora!! Ayuda Please!


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MensajePublicado: 05 Jun 2012 13:38 
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Registrado: 16 Feb 2009 20:11
Mensajes: 17513
Ubicación: Joaquín Suárez, Canelones
Lo mas práctico es que las subas a algún alojamiento en la web (picturepush, photobucket, etc.) y luego
coloques el enlace a cada una de ellas en el foro.


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MensajePublicado: 05 Jun 2012 15:34 
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Registrado: 08 Nov 2010 21:56
Mensajes: 87
Gerry
Gracias por compartir estos relatos...!!
Acá hay un buen video del De Havilland

http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... PtXS-zSnYU#!

Saludos


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MensajePublicado: 05 Jun 2012 15:49 
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Mensajes: 31379
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Y cuando viene el resto?

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El trabajo del Administrador del foro es duro y sucio, pero alguien tiene que hacerlo... recuérdenlo.


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MensajePublicado: 05 Jun 2012 15:56 
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Mensajes: 8595
Ubicación: Punta Carretas
Los que somos medio antiguos y aprendimos a escribir con lapicera y tintero podemos entendernos bien con el Photobucket , que es sencillo y amigable con el Foro.
...No se si te pasó que el "duende " del Foro se cansó de copiarte y te cortó el relato . Fijate como quedó trunco despues del ataque del AC 47 .
Si fué asi, vas a tener que abrir una segunda parte para completarlo o te vamos a odiar por dejarnos " en el pantano " :lol: :lol:

Humberto


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MensajePublicado: 05 Jun 2012 16:28 
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Apurate porque tengo dos sanguijuelas en la pierna y por dentro del pantalon!!

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MensajePublicado: 05 Jun 2012 19:29 
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A mi ya me envió la parte que falta y me dijo lo que falta si lo quieren saber que compren el libro. Gracias Gerry.

Saludos y muy bueno.

CX4DD


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MensajePublicado: 06 Jun 2012 13:51 
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Que macana que no me di cuenta de que la historia estaba cortada! aqui va la segunda parte (espero que entre) y la retomamos desde el plantio de arroz en el pantano...
Como soy "analogo" y medio obsoleto, no tengo mucha idea de lo que es "photobucket" pero le voy a preguntar a mi hijo mas chico (14) y espero que con su ayuda pueda subir unas cuantas fotos que se aplica a esta historia, inclusive del CV-2 tirado en el campo de arroz, cuando fue medio desarmado y rescatado por dos gigantescos helicopteros "Grua" en medio de una operacion demasiado grande para restacar aquel avion.


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MensajePublicado: 06 Jun 2012 13:57 
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Buenisimo el video, y muchas gracias habras notado la increible perfomance STOL de esa bestia! Tuve la buena fortuna de haber volado unas cuantas horas en el en operaciones "de selva" donde aterrizabamos practicamente "en cualquier" lugar hasta en la playa...


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MensajePublicado: 06 Jun 2012 14:29 
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Buenisimo el video del Caribou, que diedro raro que tiene.
Vamos con el resto de la historia!!

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MensajePublicado: 06 Jun 2012 14:36 
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Continuacion...Caribou abajo...

Espero que esa gente haya tenido lo suficiente. Gracias por salvar nuestros culos, les debemos más de una. Cambio.”
“Ah, no hay problema Buey. No nos gustar regresar a casa llenos de munición, porque nos parece que es una noche desperdiciada. Nos gusta regresar vacios. Hasta la próxima. De todas formas quedamos por aquí cerca por si nos necesitan de nuevo. Cambio y fuera.”
“Gracias Dragón. Cambio y fuera.”
“Luciérnaga Uno te gusto el show? Cambio.” “Si siempre. Pero lo hago demasiado seguido y me estoy acostumbrando. Todas las noches un 4 de Julio. Mike Fynn dice que estima llegar en 2-0 minutos y que necesitan una luz para encontrarlos. Parecen que se van a casa pronto. No se mareen. Cambio.”
“ De acuerdo Luciérnaga estamos listos para mostrar un estrobe. Esperamos que los barre-cubierta no tengan sus dedos muy tensos en los gatillos. Cambio.”
“OK. Buey 25. Estoy quedándome bajo de combustible pero voy a mantenerme en estación hasta que llegue la caballería. Estoy volando tan lentamente que me parece que voy a tener que salir afuera a empujar. Cambio.”
“OK. Luciérnaga. Gracias. Has hecho un gran trabajo. Si fuéramos mujeres nos casaríamos contigo, pero nos vamos a contentar trayéndote un cargamento de cerveza. De la cara, nada de esa “Meada de Tigre” barata. Cuidado con el combustible, no necesitamos compañía aquí abajo. Cambio.” “OK. O-X-25. Saben donde vivimos. Prepararemos la parrilla para cuando vengan. Pero a mi me gusta la “Meada de Tigre.”Cambio.”
Al poco tiempo uno de los sargentos “sombrero” vino y me agarro el brazo en la obscuridad. “Ahí viene la marina! Se están acercando lentamente, les muestro una luz? “
“Si por supuesto, adelante.”
Nuestro estrobe fue contestado por destello rápido de un potente reflector proveniente del medio del río.
Llame por radio “Luciérnaga aquí Buey 25. Aquí llego Mike. Ya estamos en contacto visual. Esta gente no tiene radio? Cambio.”
“Buey 25 yo estoy en contacto por un canal especial. Pero todo el mundo escucha en 121.5. No se que pasa. De todas formas “Ojo de Halcón” me dice que Mike ha confirmado contacto visual con ustedes. Cambio.”
Podíamos sentir el movimiento de agua alrededor de la lancha patrullera, que era una PBR. Vino lentamente y puso su proa casi donde estábamos parapetados nosotros. Dos figuras llegaron en un bote inflable todos camuflados y nos saludaron. “No podemos atracar mas cerca y tenemos que usar el bote de goma para llevarlos abordo.
Cinco o seis por vez. Primero los heridos, tienen algún civil o mujer en el grupo? Vamos, ya. Tenemos que salir de aquí rápido.”
Cargamos los heridos y Dave subió al bote también. En el segundo viaje fueron la mayoría de los soldados vietnamitas que quedaban y en el último viaje fuimos Jim, dos sargentos Boinas Verdes y yo. Éramos los últimos. Subimos a bordo de la lancha patrullera por una red de carga tendida por encima de la borda. Todo estaba obscurecido, ni siquiera la luz de una linterna. El suboficial jefe a cargo se presento y pregunto quien estaba a cargo del grupo de sobrevivientes y le dije que era yo.
Me dijo que era mejor que todos los norteamericanos viajaran “abajo” y que los vietnamitas se acomodaran en cubierta lo mejor que pudieran. Mientras el suboficial hablaba conmigo maniobraba la lancha rápidamente al centro del río y allí abrió los aceleradores para que tomara velocidad. La formidable lancha patrullera era de lo mas maniobrable y silenciosa. Yo me quede un momento en cubierta y llame al Cessna por la última vez. “Luciérnaga Uno aquí Buey. Ya estamos en camino. Muchas gracias por todo y nos vemos pronto. Cambio y fuera.”
“OK. Buey, me alegro que estén en camino. Buena suerte y no se olviden de mantener su mano en sus billeteras con esos marineros piratas. Mi trabajo esta hecho y regreso a casa. Cambio y fuera.”
Ahora corríamos sobre el agua a toda velocidad en medio de la obscuridad mas profunda. Era como estar subido en un juego en un parque de diversiones, excepto que esto era real y no había ninguna diversión en ello. Se sentía que la muerte rondaba. Un marinero nos ofreció café y nos tomamos una reconfortante taza de café fuerte sin azúcar.
Me acurruque debajo del puente de mando envuelto en una frazada como un naufrago. Varios marineros estaban de guardia detrás de sendas ametralladoras .50, M-60 Calibre 7.62, y un lanza-granadas automático de 40Mm.
Quería sentirme ya a salvo pero no celebraría hasta que estuviera en mi catre en la base o en los brazos de Honey en el apartamento. Los marineros hablaban solo lo necesario y estaban concentrados en su trabajo y totalmente alertas. Después de todo todavía estábamos en el corazón del territorio enemigo. En realidad todo el maldito país era territorio enemigo, a menos que estuviéramos adentro de alguna base norteamericana.
En algún momento del viaje me quede dormido con mi cabeza contra un tabique, y cuando me desperté estábamos atracando en un muelle en la obscuridad. Ahora aparte de las maniobras y un número de órdenes, todo el mundo hablaba y había cierta algarabía entre los soldados y marineros, mientras nos preparábamos para desembarcar. Habíamos llegado a una base fluvial grande y más de una docena de lanchas y navíos de todo tipo estaban atracados a lo largo del muelle de madera o anclados junto a él. Muchas de las lanchas estaban fuertemente artilladas y estando obscurecidas su apariencia era bien amenazadora.
El muelle era largo y se adentraba una buena distancia en el ancho río. Yo sabía donde estábamos y ya había visitado el lugar, pero solo había aterrizado en una pista adyacente al importante apostadero naval. La base era grande y había bunkers y casamatas llenas de infantes de marina de guardia por todos lados.
Una ambulancia militar vino a buscar a los heridos y se los llevo al hospital de la base para ser atendidos urgentemente. Fuimos hasta un lugar donde nos ofrecieron comida caliente, una ducha y un catre para descansar. Nada mas sucedería hasta la mañana y era mejor que durmiéramos. Nuestras ropas de vuelo estaban completamente sucias y en mi caso todavía saturadas de una mezcla de gasolina de aviación y agua del pantano. Mis botas de selva estaban empapadas y llenas de barro así que las descarte adentro de una bolsa de plástico junto con mis otras pertenencias. La marina nos facilito unas fatigas verde oliva nuevas para cambiarnos y el paquete incluía ropa interior, dos pares de medias y un par de zapatones tipo botas cortas que usan los marinos. Después de una ducha deliciosamente caliente me vestí con las fatigas que eran de mi medida y trayendo mis otras pertenencias conmigo fui al comedor de oficiales donde fuimos servidos un delicioso y típico desayuno americano con huevos, jamón, panceta, choricitos, papas cocinadas en manteca, tostada y buen café. Mis armas habían quedado junto al catre que me habían asignado para pasar el resto de la noche y cuando termine de comer fui a recostarme y tratar de descansar hasta que amaneciera
En realidad éramos náufragos y la marina estaba bien preparada para ese tipo de contingencia y todo era de lo más eficiente. Dave tenía un catre cerca del mío y me dijo que ya se había comunicado con Saigón y que vendría un helicóptero a buscarnos por la mañana. Cuando me acosté en el catre me dormí de inmediato.
Me desperté relativamente tarde de la mañana. Durante el tiempo que pase metido en el agua saque mas de media docena de sanguijuelas enormes de mis piernas y me desperté sintiéndome un poco afiebrado, así que me vestí y fui hasta un dispensario medico cercano donde un enfermero me reviso y me dio una dolorosa inyección con un antibiótico. Pero a pesar de todo tenia hambre nuevamente y fui rengueando con el fuerte dolor de la inyección en mi nalga hasta el comedor de oficiales, donde un cocinero me preparo un desayuno liviano con papas, huevos, tostadas y café.
Dave me encontró allí y pregunto como me sentía y dijo, “veo que tienes hambre de nuevo, así que vas a vivir… El helicóptero estará aquí en media hora para recogernos. Nos encontraremos en el helipuerto atrás del hospital naval. Media hora.”
Termine de comer y fui a recoger mis cosas. Conseguí un jeep que me llevo hasta la entrada del hospital y deje mis cosas allí y entre a preguntar por el estado del capitán Boina Verde y la nurse me invito a que lo visitara, ya que estaba despierto. Fui hasta el lugar donde estaba el hombre, quien me reconoció de inmediato con una sonrisa. Nos saludamos y me dio su mano izquierda. Me dijo, “Hola, piloto “sombrero.” Le dije que nos íbamos a Saigón y que era una despedida. El capitán había sido intervenido quirúrgicamente y estaba en camino a Japón donde recibiría tratamiento adicional antes de regresar a Estados Unidos. Le desee buena suerte y nos despedimos como si nos conociéramos de una vida. “Nos vemos en Bragg.” Respondió, “Si, búscame en el Séptimo Grupo.” “Buena suerte y que te mejores pronto.” A continuación fui a visitar al soldado vietnamita herido que ahora estaba despierto. A pesar de su dolor el hombre me sonrió y le di la mano, a pesar que casi no nos podíamos comunicar por la diferencia de idiomas.
El helipuerto quedaba en la parte trasera del hospital así que recogí mis cosas y fui allá rengueando y pensando que podía haber sido yo el herido en aquella cama del hospital. Dave, Jim y los otros tres Boinas Verdes estaban esperando al lado del helipuerto. Poco después un helicóptero Sikorsky H-34 llego y aterrizo ruidosamente enfrente nuestro levantando una nube de polvo impresionante. Yo me había entrenado en ellos y estaba completamente familiarizado con la maquina, pero había pedido para volar aviones de ala fija en lugar de ala rotatoria y no me arrepentía.
Para nuestra sorpresa el piloto decidió parar el motor y una vez que el enorme rotor paro de girar los pilotos y el jefe de tripulación bajaron del Sikorsky.
Los jóvenes aviadores eran de un grado más que el mío y saludaron a Dave que tenía un grado equivalente a Coronel, pero como no tenía ninguna insignia de rango en sus ropas prestada, el piloto probablemente dedujo que Dave era el jefe por su pelo medio canoso. Sin ninguna formalidad hacia mi, el piloto me pregunto donde estaban las letrinas y si el comedor estaba cerca y dijo, “Lo siento. Este es nuestro tercer viaje de la mañana y necesitamos parar un rato.”
El jefe de tripulación nos invito a sentarnos dentro del helicóptero a esperar y Dave, Jim y yo subimos y nos acomodamos en los asientos de lona, mientras los tres Boinas Verdes se sentaban en el suelo al lado del helicóptero. Jim me dijo, “Si todo muy lindo, pero donde estaban anoche cuando estábamos en el pantano? Hijos de Puta.” Los tripulantes del Sikorsky no demoraron mucho. El jefe de tripulación subió abordo y se puso su casco de vuelo sonriendo y me dijo, “Enormes sándwiches de panceta, lechuga y tomate, con mayonesa casera y todo!” Yo me sonreí y dije, “La Marina come muy bien…Es un milagro que no sean todos gordos!”
Los pilotos no demoraron en poner el enorme motor radial en marcha y enseguida el rotor principal comenzó a girar cada vez más rápido. El ruido era increíble pero había suficientes cascos de vuelo para todos poder estar conectados por el intercomunicador.
La potencia subió al máximo con aquel motor rugiendo y despegamos en un instante. El piloto bajo la nariz para tomar velocidad mientras ascendía rápidamente ya sobre aquel maldito río, dejando atrás el apostadero naval. A esa hora el río estaba lleno de lanchas militares y barquitos yendo y viniendo en medio de una actividad increíble.
El vuelo sobre el Delta del Mekong fue rutinario y una altura considerable ya que era considerado un área hostil y llegamos a Tan Son Nhut media hora después.
El piloto pregunto donde queríamos que nos dejaran y Dave contesto que íbamos a la rampa del Comando de Asesoramiento Militar-Vietnam (MAC-V) y el piloto comento, “ah, mas Fuerzas Especiales.”
Dimos la vuelta a la enorme base y el piloto aterrizo en la rampa enfrente a operaciones y bajamos rápidamente sin que el helicóptero parara el rotor. Antes de quitarme el casco de vuelo agradecí a los pilotos por el vuelo y me despedí. Al salir del helicóptero, ensordecido por el ruido, me agache instintivamente como si el rotor hubiera podido cortarme la cabeza, lo cual no era el caso. Ni bien bajamos, el piloto dio potencia y siguió a otra parte de la base volando a ras del suelo en lo que se llama “taxi-hover.”
Antes de tener que ir a llenar papeles con reportes del incidente, Dave me dio permiso para ir a descansar un rato a mi Conex y cambiarme de ropa. En la línea de nuestros Conexes de vivienda no había nadie y la parrilla a gas estaba apagada, así que supuse que todo el mundo estaba volando esa mañana. Me recosté un rato pero no logre poder dormir y me cambie a unos de mis uniformes de campo que vestía solamente en la base.
A pesar de ser aviador siempre usaba mi bien merecida Boina Verde y mis botas adentro de mis pantalones de vuelo dentro de la base. Mi jefe era el legendario Coronel Boina Verde “Bull” Simons y me hubiera llamado la atención si no usaba mi boina en la base, a pesar de que era de lo mas amistoso conmigo y hablamos castellano, el cual dominaba bien, cada vez que nos encontrábamos. Su frase favorita conmigo era, “Ah, Montevideo! Parrillada! Parrillada!” Y yo no podía contener la risa. Simons había estado en Montevideo varias veces y le encantaba. Yo le decía, “Ah, como le gusta Montevideo, Coronel! Si, a mi también, señor!” Simons era un gigante y uno de los heroes de varias guerras, asi que yo tania la mas grande admiracion y respeto por el.
Regrese a Operaciones y me senté con Dave y Jim a llenar formularios de “Reportes de Incidente/Accidente.” Ahora no teníamos más avión y estaba esperanzado de que a lo mejor me ordenaran volar el único Curtiss C-46 del Escuadrón Especial. Todos los De Havilland Caribou del ARMY habían sido transferidos a la Fuerza Aérea (U.S.A.F.) hacia poco tiempo y solo habían quedado un puñado de ellos en “calidad de préstamo” para operaciones especiales del ARMY, la mayoría en nuestro escuadrón de “Operaciones Especiales” en Vietnam. De hecho, con la pérdida de nuestro avión solo quedaban otros dos Caribous operacionales en el escuadrón, otros dos habían sido perdidos en los meses pasados- uno con varias fatalidades- así que el Comando tendría que pedir “prestado” algunos mas a la Fuerza Aérea, lo que sin duda llevaría algún tiempo, dada la rivalidad entre las armas y la burocracia en Washington.
Dave menciono que sugeriría a nuestro jefe conseguir en “calidad de préstamo temporario” por lo menos un Curtiss C-46 civil, ya que era mejor que el Caribou para algunas de las misiones clandestinas que realizábamos seguido. Un par de compañías de aviación que eran “frentes” de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tenían unos cuantos Curtiss C-46 muy buenos en Vietnam y una flotilla de ellos en Taiwán, así que no seria difícil poder conseguir alguno de la CIA “en calidad de préstamo,” ya que nuestras operaciones clandestinas eran de su interés.
Me alegro la disposición de Dave de moverse para conseguir otro avión rápido. También menciono que el Coronel le había dicho que estaba organizando una expedición armada para ir a recobrar el avión caído, el cual eventualmente podía ser reparado. El Coronel tenía a su disposición amplios recursos para poder hacerlo. Yo esperaba que no me tocara a mí acompañar el contingente que iría a recobrar el Caribou. No quería regresar a aquel maldito pantano nunca más, sobre todo por las víboras.
Dave dijo que el sargento y yo habíamos sido recomendados para una medalla y que habíamos ganado un pase de tres días libres efectivo de inmediato y que nos veríamos a mi regreso.
Yo no quería ninguna medalla, en realidad no había hecho nada fuera de lo común, pero si me alegro lo de los tres días libres. Preferiría cambiar la medalla por una licencia de un mes y poder llevar mi chica de vacaciones a Bangkok, Hawái, Japón u Hong Kong o a una combinación de destinos. Me despedí y fui a la oficina del escuadrón a recoger mi pase de salida ya firmado. Fui a cambiarme de ropa de inmediato y poco rato después salía de la base en mi motocicleta rumbo al centro de Saigón. En mi mochila aparte de mis armas llevaba alguna ropa limpia- a pesar que tenia bastante ropa civil en el apartamento- un sobre de plástico con identificaciones, dinero militar y en efectivo, un par de buenas botellas de Whiskey y cuatro cartones de cigarrillos Marlboro. Normalmente yo no fumaba ni bebía Whiskey, pero la bebida y cigarrillos eran para trueques.
Fui directamente al apartamento que compartía con Money, pero pare a comprar flores, y después de dejar la motocicleta parada en la estación de policía a la vuelta de la esquina, entre despacito. Ella estaba durmiendo completamente desnuda como de costumbre y la desperté suavemente con las flores en la mano. Me beso, me agradeció por las flores y pregunto, “ Donde estabas anoche? Otra chica?“ Yo le conteste en un Ingles vietnamizado, “ Mi amor, para que quiero un sándwich si tengo Filet Miñón en casa?” Ella no entendió la analogía. “No mi amor, mucho trabajo, Baby. No posible hablar de eso, tu sabes.V.C., escucha.” Ella se encogió de hombros y puso una carita adorable.
Entonces le apunte con mi dedo y le dije, “Sabes que, Baby? Ahora, Luna de Miel. TRES DIAS!” e hice la seña de tres con los dedos de mi mano derecha. Ella dio un grito, salto de la cama y se subió a mí, poniendo sus brazos alrededor de mi cuello y sus fuertísimas piernas alrededor de mi cintura. Me beso, me miro a los ojos dulcemente y mi chinita susurro en mi oído,”Si, Baby, Luna de Miel mucho tiempo, mi amor!”
Nos besamos apasionadamente, y caímos a la enorme cama abrazados…


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MensajePublicado: 06 Jun 2012 15:12 
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Jajaja CX4DD es mi gerente de mercadeo de mis libros!! No, yo no haria eso de mostrar un poco de una historia y entonces decir, bueno, si quieren leer el resto tienen que comprar el libro...Tengan en cuenta que todo esto transcurrio en solamente dos o tres dias de los 368 dias que pase en Vietnam (esa vez)


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MensajePublicado: 06 Jun 2012 15:19 
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Perdonen las faltas de ortografia e idiomaticas pero no tuve tiempo de revisarlo bien antes de enviarlo.


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MensajePublicado: 06 Jun 2012 16:44 
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Debo mencionar de que como es la vida, el valiente piloto del Cessna "Luciernaga Uno" era el capitan (Entonces teniente 2do) de la USAF, Paul Bradley, "Pablito el Inocente" (en castellano) de Los Angeles, California que es nieto de nada menos del famosol General Omar Bradley y que despues seria mi vecino en la Zona del Canal de Panama y gran amigo de por vida. Pablito y yo viajabamos juntos a Montevideo varias veces en C-130 de la USAF desde Panama en 1969/1970, ya que teniamos novias alla. Por supuesto que siempre rememoramos aquella tarde en el Delta mientras el volaba el Cessna y nosotros estabamos en el pantano. Continuamos siendo grandisimos amigos hasta este dia. Paul fue comandante de Continental Airlines hasta hace poco tiempo despues de retirarse de la USAF.


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MensajePublicado: 27 Jun 2012 00:05 
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Que suerte que pusiste la parte final, las sanguijuelas estaban taladrandome los huesos ya!!!
Gracias, muy entretenido relato!!.

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MensajePublicado: 06 Jul 2012 18:31 
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Un abrazo Wilman, va otra historia pronto....


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